jueves, 15 de octubre de 2009

VIDA, PASIÓN Y MUERTE DEL ABORTO


Tamaña polémica desatada por el Estado y la iglesia en torno al aborto. El tema ha sido, por demás, discutido; por unos, aprobado y por otros, censurado.
Muchas veces la realidad rebasa con creces las posiciones chauvinistas y de apego moral a los preceptos bíblicos; en otras, muy a pesar de las circunstancias del embarazo (obviamente) no deseado, o aún, con males congénitos, la virtud del reconocimiento de la vida del neonato es supremamente más valioso, que el arcano futuro que le espera en este difícil camino de la vida.

Más que la posición –y exposición-- de los líderes de opinión con respecto al tema, es la formación cívica-moral-religiosa del ser humano que atraviesa por ese triste dilema: decidir entre la vida y la muerte (nacer o abortar, para los suspicaces) a un bebé o embrión (otra vez para los suspicaces). Es una decisión que sólo lo elige la madre.
Pero analicemos un poco el tema. Una mujer sometida a la vejación de un estupro, sin más consejo que su propia conciencia, y sin ninguna perspectiva de apoyo emocional y económico; o, una mujer (en pareja) toma conocimiento de que el embrión en su vientre presenta daño congénito irreversible con pocas posibilidades de vivir mucho tiempo una vez nacido –con lo ya doloroso (emocionalmente) de su gestación durante nueve meses tener que aceptar que una vez nacido el bebé fallezca--. ¿No son estas hipotéticas situaciones, motivos suficientes para optar por un aborto terapéutico? Qué opina usted.

De otro lado en estos mismos casos, ¿no será que estamos mirando el tema desde el punto de vista personal?; es decir, se toma decisiones en base a la conveniencia o salud de la madre. Acaso, el hecho de concebir a un hijo por una violación, desde ya, no late dentro de un vientre ‘otro’ ser humano, ‘otra’ persona, quien no puede decidir, ni tomar partido por su propio cuerpo. Asimismo, si este mismo bebé presenta malformaciones congénitas, y, es casi desahuciado por la medicina, aún así, ¿no es el deber de una madre de cumplir su llamado original de dar a luz y dejar que la naturaleza –o Dios-- decida por la vida del neonato?

Personalmente estoy convencido de que la vida se respeta. La vida es única. Sólo una vez se vive. Aborto o vida, eso depende de tu concepción de entender ¿qué es la vida y cuándo se origina la vida? Entendiendo estas máximas la elección que cualquier persona haga es la correcta, porque es suya de acuerdo a su cultura y concepción de la existencia, lo demás… demás está.

A propósito, si nos consideramos seres vivos desde el momento de la concepción; es decir, desde el embrión, ¿por qué no consideramos nuestra edad desde ese momento? ¿Por qué contamos nuestra edad desde nuestro parto? Agreguemos a nuestra edad nueve meses más; sé que a las damas no les gustará la idea, pero, seamos justo con lo justo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como siempre mi querido hermano, acertados tus comentarios, esperemos para ver como termina esta polémica y lo que aprueben sea para el bien del neonato.
Saludos
Carlita

LALO ANTAY dijo...

Siempre es grato despertar opiniones polémicas...
Saludos hermanita.