sábado, 25 de agosto de 2007

Cuando era niño querìa...cambiar el mundo.


Siempre he pensado que soy una persona algo distinta. He creìdo por ejemplo, cuando niño, que quizàs podìa cambiar el mundo.
Cuando era niño pensaba que el mundo podrìa ser mejor. No es que haya tenido una niñez infeliz, sino que, cuando reìa, querìa que todos rieran conmigo.

Querìa que todos estèn dispuestos para jugar y echar a volar mi imaginaciòn desenfrenadamente acumalada la noche anterior justo antes de terminar de jugar.
Era un cìrculo de nunca acabar. Era mi mundo lùdico. Creìa que las reglas giraban en torno a mì.
Ahora hoy, me doy cuenta que las cosas no han cambiado mucho, que el mundo gira y que nosotros somos sòlo aves de paso.
Lo que no pasa, es que nosotros, los seres humanos, siempre seremos personas que queremos cambiar el mundo, so pretexto de hacerlo un mejor lugar para vivir y convivir, nada tan paradòjico, con la destrucciòn a cuenta gotas de nuestro propio planeta.
Te has dado cuenta con que rapidez el planeta se està contaminando? Con què rapidez las zonas desèrticas ganan terreno a la misma selva? Còmo es que nuestras fuentes agua dulce se estàn agotando?

Se dice, segùn documento finalmente dado a conocer , elaborado por el Pentàgono americano, que en 20 años las causas de los conflictos entre los paises seràn por fuentes de agua dulce.
En nuestro caso, Perù, Bolivia y Chile tendrìan conflictos por disputar la hegemonìa del Lago Titicaca.
Ese es el futuro que nos espera de continuar soñando con cambiar el mundo.

Un planeta que ha vivido mucho màs timpo de lo que te imaginas y que nostros sòlo somos 2 minutos de 24 horas en la vida de este globo azul.
Te imaginas? pero con un poder, lamentablemente, casi destructivo de la tierra y la de sus inquilinos.

Me gustarìa volver a ser niño, soñar e imaginar todo lo que podrìa jugar el dìa de mañana. Ver a todos mis amiguitos y familiares reir despreocupadamente del mañana.
Sentir que cada dìa trae sus propias inquietudes y que por hoy, sòlo debo reir y estar feliz.
Mañana serà otro dìa.

Un mañana que sea mejor que hoy, eso depende de lo que tù hagas en el dìa.
Lo que hagas es muy importante. Recicla, cierra bien tus caños,usa sòlo lo necesario.

Recuerda que la vida està en tus manos y que tus hijos quieren y necesitan un mundo limpio y sano...ellos tambièn quieren vivir.
Por mi parte tratarè de recordar los juegos que me mantenìan ocupado pensando en que mañana serà otro gran dìa para...cambiar el mundo y jugar.


Eduardo Antay

domingo, 19 de agosto de 2007

El deber de ser peruano.

Es innegable que ser mortales nos empequeñece ante la inmensidad de la naturaleza. Sobre todo ante la furia de la misma.

Hace cuatro dias, fuimos testigos en carne propia de lo insignificantes que somos. La energía desplegada de la madre tierra fue descomunal. Imagino,con asombro en el rostro, la desesperación y desesperanza con la que tuvo que lidiar el hombre del sur del Perú. Sinceramente increíble.

Quien escribe estas líneas, nunca había sentido tal temor a la inevitablemente desaparición de mi propia vida.

Somos afortunados de no estar desgarrándonos de dolor, tratando de encontar los cuerpos de nuestros seres queridos. En contraposición de lo que pasa en el sur, creo que todos somos llamados a brindar nuestro apoyo y reconfortar al necesitado.

La desesperanza es el sentimiento sutil pero, desgarrador de nuestro espíritu. Es el sentimiento persistente en cual creemos que estamos solos y olvidados.
Nada de esto deben sentir nuestros hermanos del sur, pues, ahora es donde hemos demostrado nuestra mayor solidaridad, desde el más humilde limeño, hasta las grandes empresas.

Creo que, el hombre del sur , no debe desfaceller por lo sufrido, sino más bien, curtirse y ser fuerte ante los desastres con los cuales debemos convivir; pues lamentablemente, nuestro país tan rico y bello, es también zona natural de desastre. Debemos aprender a convivir con nuestro medio tan bello como hostil.

En suma, debemos rescatar la solidaridad plena de todos los peruanos, como un deber de ser peruano.
Fuerza y orgullo para ese pueblo del sur. Fe y esperanza en su pronta reconstrucción, en cuyo futuro descansa el progreso del país.