lunes, 13 de julio de 2009

EL AMARGO CREPÚSCULO


Siempre he sostenido que el hombre es nefasto contra la naturaleza. Contra sí mismo. Quizá no me haya imaginado aún cuáles son esos fantasmas que rondan en la cabeza y en el alma humana. Pero lo que sí es cierto es que en determinado momento te desbocan hacia las tempestades más sinuosas, como quitarte la vida o, peor aún, quitársela a otra persona.

Por todas las reseñas que informan los medios, al parecer, Marco Antonio era una persona noble y humana; así como ambiciosa y exitosa. Lo conocí circunstancialmente (era amigo de mi esposa), y en esas pocas ocasiones pude notar en él una energía casi mística. Era de esos que te cautivan con su movimiento, fuerza y pasión con que hacía las cosas. Pero ese dueto de cualidades de humana y ambiciosa, normalmente no hacen pareja y si lo hacen –como los reunió Marco Antonio— siempre despierta otras pasiones no santas, que probablemente, desencadenó en su asesinato.

La mafia, ajuste de cuentas, amores enfermizos; son las hipótesis que se manejan en torno a su dramática muerte. El hecho es que sus amigos –selecto grupo de ‘gentita nice’— no eran incondicionales, porque de ahí salieron los asesinos del estilista
El trabajo depende de la policía. Y sé que darán con los asesinos.

Ahora sólo queda recordar a un hombre que supo jugar de igual a igual con la vida y labrarse un camino soñado y finalmente alcanzado. Y, por otro lado, reflexionar en las socavadas almas que deambulan por las calles sin sentir lástima de ellos mismos, y a las cuales, urgen que las autoridades tomen medidas drásticas como alentadoras para que no vuelvan a suceder hechos tan lamentables.

Descansa en paz Marco Antonio.

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