sábado, 14 de junio de 2008

EL PLANETA Y TÚ

Por Eduardo Antay

Imaginemos por un instante a un paciente grave. Su cuadro sintomático es variado. Presenta fiebre alta, espasmos musculares, y los médicos determinan que diversas toxinas han contaminado su cuerpo. Hacen lo posible por recuperarlo, pero, ante la leve mejoría, aparecen otro signos y síntomas.
En este caso, si fuese un paciente cualquiera, los médicos tratarían de brindarle ayuda médica paliativa; esperando sólo que le sobrevenga la muerte.
Ahora déjenme decirle que este paciente no es un hombre, sino, nuestro hogar: La Tierra.

Sería demasiado extenso y abrumador detallarles los castigos que el hombre le ha causado a nuestro planeta. Solo enumeraré algunas: La Deforestación de los bosques. Existen millones de hectáreas deforestadas en el planeta –y se hace cada segundo – restándole así esa capacidad a la atmósfera de canjear oxígeno por dióxido de carbono. Los Deshechos Tóxicos, que no son otra cosa que materiales nocivos vertidos a la tierra y el agua, contaminando de esta forma el medio ambiente. Y la más importante de todas: La contaminación del aire, produciendo el efecto invernadero. Es tanta la cantidad de emanaciones de gases tóxicos (sumado a ellos la deforestación de bosques y selvas) que nuestra atmósfera no puede neutralizarla (debido a la sistemática desaparición de la capa de ozono) calentando el planeta y consecuentemente produciendo mega deshielos en los polos.
Se presume que en 25 años podamos ver nuevas costas, ya que, las actuales conocidas, se sumergirán debido a la elevación del nivel del mar.

Todo este conjunto de síntomas –más tangibles que nunca, sino, observemos el cambio climático en el mundo- hacen de que la tierra entre en una franca crisis ecológica.
El organismo internacional para la conservación del medio ambiente y la ecología Greenpeace, hizo una observación pertinente y exacta con respecto a la esencia del problema medio ambiental. Ellos afirman que las grandes empresas deben tener en cuenta en cómo deshacer los productos que elaboran. Es decir, se sintetiza en una trilogía: “la manera de producirlos, usarlos y deshacerlos”. Es harto conocido que el hombre sabe producir, usar, mas no desechar adecuadamente los productos, y esto es lo que finalmente origina la contaminación.

En el Perú como en el mundo, se está tomando medidas. Un paso importante en nuestro país es la creación del Ministerio del Medio Ambiente, que tendrá la ardua labor de dirigir, verificar, y sancionar todo lo referente a política medio ambiental.
Pero, mientras tanto, usted y yo ¿qué podemos hacer al respecto? Si bien es cierto que a casi todo el mundo le preocupa el medio ambiente; también es cierto que no les molesta arrojar basura al suelo (papeles, botellas, bolsas, etc) o por ejemplo, dejar la luz encendida cuando nadie la utiliza. Parecen cosas de poca importancia, pero si ponemos en práctica una ‘cultura ecológica’, donde usted y yo y miles de millones de personas hiciéramos lo correcto, la situación sería muy distinta.

Siempre he pensado que para todo en la vida, es muy importante la ‘actitud’; y en este problema ambiental en el cual estamos todos inmersos –porque no tenemos otra ‘casa’ que no sea la tierra- es donde debemos cambiar.
Conservemos energía, cerremos el caño y no desperdiciemos el agua (tan vital para nuestra vida), clasifiquemos los deshechos sólidos, no contaminemos el aire, no arrojemos indiscriminadamente basura a la vía pública. Es totalmente desagradable, ver a un niño botar una botella o papel a la calle, a vista y paciencia de los padres. Tomemos conciencia, eduquemos a nuestros hijos, eduquemos a la comunidad.
Acaso, ¿no han reflexionado en qué clase de planeta y qué futuro estamos dejando a nuestros hijos y nietos?

Como siempre, invoco a las instituciones a tomar medidas reales y concretas para conservar el medio ambiente y así contribuir en la estabilidad ecológica del planeta.

Pese a esta lúgubre realidad, existe ya un clima de cambio, y esto reconforta; pero, no olvidemos que no son las políticas quienes harán el trabajo, sino, nosotros; sus habitantes.

Cambiemos de actitud y amemos la naturaleza como la vida misma.

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