Por Lalo Antay
Inadmisible. Eso es lo que considero las revueltas en Moquegua.
¿En qué país vivimos? ¿En una aldea de salvajes? Piensa mal y acertarás -eso me decía mi madre- y estoy seguro que detrás de todo esto, deben estar los revolucionarios de toda la vida (ya saben a quién o quiénes me refiero).
¿Por qué no somos más civilizados, recatados y razonables? Casi me olvido; es el abismo social que existe en nuestra patria -esto nos distancia culturalmente- pero, que no justifica la salvajada cometida por unos energúmenos del sur.
En un país como el nuestro, donde existe el estado de dercho, debería existir para todos sin excepción; para ciudadanos como para policias. ¿Y qué sucedió allá? Tomaron de rehén al mismo general con su personal a cargo. Eso es el atrevimiento de la ignortancia.
Debemos aprender a respetar a nuestras autoridades -porque eso es darle vida y vigencia al estado de derecho- gusten o no nos gusten. Ese el preciado axioma de una democracia.
Si queremos protestar, hagámoslo, pero no de la forma tan desproporcionada como se ha hecho en Moquegua -ciudad por lo demás preciosa- que ha afectado a un sinnúmero de personas que nada tienen que ver con el asunto, como niños, ancianos y extranjeros; a menos, que tengamos un objetivo mucho más diabólico: la desestabilidad política del estado.
Si fuera así, que el peso de la ley caiga sobre los organizadores y líderes de esta revuelta, y que las penas sean severas.
Mientras tanto, si es necesario, las fuerzas armadas deberían entrar a poner "orden y disciplina", y repartir unos cuantos 'cariños' a la indomable, atrevida y desbocada multitud.
El Perú crece y con él debe crecer su gente; no permitamos que ciertos desadaptados sociales se inpterpongan. Es hora de que las autoridades deban poner no la mano, sino, el 'puño' duro.
He dicho.