domingo, 27 de abril de 2008

Nosotros y esa bendita 'Ola'


Podría decir que soy un fanático de Paulo coelho. A veces, cuando leo sus libros me pregunto: ¿Este tipo es él o soy yo? Pero creo que aún soy demasiado mortal para serlo.

La mayoría de nosotros estamos atrapados en la monotonía de la vida. Además existe la razón más poderosa que echa andar nuestra existencia: El dinero. ¿Acaso todo lo que hacemos en la vida no es por dinero?
-No -me dice mi esposa.
Desde que nacemos nos preparan para la vida y esto no es otra cosa que “tener dinero”, sinónimo de “ÉXITO”.
-No –insiste mi querida esposa.
Pero le aclaro lo siguiente: Cuando estudiamos la primaria, secundaria y universidad; nos piden que debemos esforzarnos, ser excelentes, tener buenas calificaciones; en fin todo lo que sea, pero debemos estudiar. ¿Para qué? para finalmente conseguir un “buen trabajo” donde puedas “ganar bien”. Y si puedes, seguir estudiando maestrías, doctorados y demás. ¿Para qué? para que tengas mejores puestos y obviamente percibas más dinero.
Así que desde que nacemos somos un proyecto de vida al estilo la Tinka.

Y la persona, el ser humano, ¿dónde queda? Nuestro mundo es tan competitivo que olvidamos de quiénes somos y a qué hemos venido. Cuando nos enfrentamos a este dilema se torna en una duda existencial.

¿Debo detenerme de esta absurda competencia conmigo mismo y mirarme hacia adentro y ver quién soy y qué quiero hacer, sin contaminarme con la asfixiante atmósfera de conseguir el “éxito” trivial y materialista con que nos han educado?

Mi esposa me observa –creo que quiere leerme la mente y saber qué rayos estoy diciendo.
-Difícil cuestión –musita.

El sistema es como una ola que te atrapa y sólo te queda seguir la corriente y tratar de subir a la cresta de la ola para tener siempre un pie delante de los demás. Avizorar el futuro y planificar la ruta.

¿Por qué? –le pregunto- Me vuelve a mirar fijamente a los ojos, como sólo sabe hacerlo ella. Me quedo callado.

Luego la miro y le digo: Yo puedo quedarme en la orilla y ser el bendito observador de esa ola y de todos sus corderos en él. Sentado en la orilla viendo como muchos caen, se revuelcan, lloran, sufren e inclusive mueren, y a otros verlos diestros y ególatras, soberbios por estar en la cresta, pero finalmente, con una caída segura a las buenas o a las malas.

Sin embargo, yo tendría el mejor horizonte para calcularles todo a todos. Seguro de mí mismo. Mirarlos, reírme, asustarme, vivir con pasión lo que les sucede a los demás; pero, todo esto desde mi orilla privilegiada, tomar nota y jugar a Dios.

¡Estás loco! – me dice- Creo que entiende, pero no quiere aceptarlo.

Por ahora estoy en la ola, no sé en qué parte, pero en la ola. Y es cierto, es una gran cuestión. El secreto es la “DECISION” ¿Cuándo uno debe decidir estar en la ola o en la orilla? Solo sé que un reino dividido no resiste las embestidas del adversario. Un ser humano dividido no consigue afrontar la vida con dignidad.

Debemos aprender a elegir y optar.

¿Te decides?

Lalo Antay.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien.