miércoles, 12 de diciembre de 2007

¡¡¡GRACIAS SODA...MUCHAS GRACIAS!!!

El domingo pasado la gente tomó por asalto el Estadio Nacional. Todos estaban ansiosos de pisar el gramado o sentarse en las tribunas (yo opté por el gramado con el fin de saltar y gritar al ritmo de la noche, como dice la canción) hasta que finalmente ingresamos. El estrado era inmenso y soberbio. La tarde para noche estaba fresca y se dejaba saborear una dulce garuílla en el cielo limeño.

La sangre hervía en mis venas. Mi cuerpo se estremecía. Mi piel se erizaba, no podía creerlo estaba a punto de oír a la trilogía más espectacular de Latinoamérica.
Era Soda Stéreo el legendario grupo de rock de los ochentas.

Después de tres horas de espera las luces empezaron a reflejar figuras y tonalidades dignos de un mundo surrealista, fue alucinante. Al fondo en el estrado se veía movimiento y de repente se escucha una nota que atravesó los corazones de todos los presentes ahí.

-¡Hooolaaa... Perú!- anunciaba Gustavo Cerati a la masa ávida de su música y arrancaron con Juego de Seducción. La gente al borde de la locura gritaba y saltaba cantando, sintiendo la energía que recorría a cada uno de nosotros, energía que venía del propio Cerati.

Sencillamente indescriptible lo que sentí en esos momentos. Me transporté al año 87 y recordaba la bulla que hacía en casa y los reclamos de mamá por bajar el volumen de mi grabadora. Eran ellos mismos 20 años después: Soda Stéreo

La magia de su música me envolvió con un caluroso recuerdo de mis años de adolescencia. Salté, grité, canté, ovacioné a estos monstruos del rock como lo hacía antes.
La gente sentía lo mismo y todos al unísono cantamos su música, nuestra música. Ellos como siempre ídolos, artistas y músicos de corazón, demostraron agradecidos de regresar al Perú, esta tierra, según palabras de ellos mismos, les dio todo lo que buscaron en la música. La gente se inspiró y le brindó los más sonoros aplausos e himnos.

¡Soooodaaaaa, soooodaaaaaaaaa, sooooodaaaaaa…! – Coreábamos todos al mismo tiempo-
La emoción más que terrenal, fue celestial.
Las canciones, casi todas fueron sus éxitos de los ochentas, algunas recientes pero de igual factura.
Creo que el tiempo le da madurez a todo, incluido la música: Juego de Seducción, Prófugos, Telekinesis, Signos, Cuando pase el temblor, Picnic, y para el final, Ooolé…Te hacen falta vitaminas, fueron la expresión máxima de Soda.

Quiero decirles a ellos que son los responsables de mucha juventud gozosa de su música, y que nosotros por ello estamos agradecidos absolutamente.

Soda Stéreo vive señores. Soda está en el corazón de todos. Soda somos nosotros. Soda es la vida. Soda es la magia de nuestras almas. A ellos muchas gracias. Soda, gracias.

Gracias…Totales.

Lalo Antay



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